
Sobre el libro de
Frikipedio que estoy ilustrando y que por ahora guardo en secreto, por lo menos hasta el noveno "textículo", quiero explicar lo mucho que me está costando y gustando a la vez. ¡Soy algo masoca!

Anxo me había pedido que las ilustraciones fueran bastante medievales y en eso estoy. Es curioso que la ilustración medieval siendo tan primitiva, a la vez posea tanta fuerza de trazo. Y ahí es justo donde yo encuentro su riqueza y dificultad.

Si yo hago escenas como si no supiera dibujar, no me salen medievales y es porque el trazo ha de ser seguro, decidido, sabio... sin perder "aquella ingenuidad del que parece no saber hacer la perspectiva correcta".
Yo creo que mi hijo José, que tiene cuatro años, podría muy bien hacer ilustraciones medievales, si alguien le explicara qué cosas debía contar y si alguien le pasara la experiencia de vivir muchas cosas que aún no vivió.
¿Cómo hacían los medievales para tener ambas cosas?
En todo caso estoy aprendiendo muchísimo ilustrando este libro que en breve presentaremos, después de un intervalo en el que debo presentar tres cuentos ilustrados para la editorial Xerais a finales de febrero y algunas cosillas más.
Arrivederci!
Nota: las ilustraciones de este artículo son en realidad detalles del increíble Tapiz de Bayeux
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